Hace unos días recorrimos la Ribera del Ebro, con el fin de preparar una salida didáctica con alumnos y alumnas de 2º de la ESO, Desde Fuentes fuimos por Quinto hasta Gelsa, cruzando el río por su reconstruido puente, allá por 2005. ¡Qué recorrido tan interesante, tan lleno de historias vividas junto al río! Primero pasamos por Quinto, con sus remozados portales y su Piquete en lo alto, testigo silencioso de esfuerzos y creencias, de heridas de guerra y de recientes restauraciones, y también de los alarifes que lo construyeron con “réjola y aljez”, ladrillo y yeso, que hoy llamamos "estilo mudejar".
En Gelsa, paramos, para recorrer su “barrio morisco”, dicen que es de los mejor conservados de aquellas épocas, por cierto estamos a tan sólo 400 años del desgarro de su expulsión. ¡Qué manía tenemos en este país, de expulsar de vez en cuando a los que son diferentes, a los que creen en otros dioses! A ver si se nos pasa de una vez, por que en el fondo toda expulsión además de un acto de irracionalidad y de xenofobia, es un empobrecimiento social, cultural y económico. Es como si tiráramos una y otra vez piedras sobre nuestros tejados.
Gelsa, todo un descubrimiento, qué hay que visitar. Paseando por la Calle de los Cubiertos, o por la Plaza del Hospital, tras nuestras pisadas y el silencio de nuestro recorrido, es como si se oyesen murmullos, susurrando versículos del Corán, Quien haya paseado por algunas callejas de Córdoba, del barrio de la morería, creería que podría estar allí mismo, cuando recorra estos callizos y plazuelas de Gelsa. ¡Una joya que no se debe perder!
Seguiremos otro día contando como nos fue el recorrido por la zona.
Hace unos días recorrimos la Ribera del Ebro, con el fin de preparar una salida didáctica con alumnos y alumnas de 2º de la ESO, Desde Fuentes fuimos por Quinto hasta Gelsa, cruzando el río por su reconstruido puente, allá por 2005. ¡Qué recorrido tan interesante, tan lleno de historias vividas junto al río! Primero pasamos por Quinto, con sus remozados portales y su Piquete en lo alto, testigo silencioso de esfuerzos y creencias, de heridas de guerra y de recientes restauraciones, y también de los alarifes que lo construyeron con “réjola y aljez”, ladrillo y yeso, que hoy llamamos "estilo mudejar".
En Gelsa, paramos, para recorrer su “barrio morisco”, dicen que es de los mejor conservados de aquellas épocas, por cierto estamos a tan sólo 400 años del desgarro de su expulsión. ¡Qué manía tenemos en este país, de expulsar de vez en cuando a los que son diferentes, a los que creen en otros dioses! A ver si se nos pasa de una vez, por que en el fondo toda expulsión además de un acto de irracionalidad y de xenofobia, es un empobrecimiento social, cultural y económico. Es como si tiráramos una y otra vez piedras sobre nuestros tejados. 
Gelsa, todo un descubrimiento, qué hay que visitar. Paseando por la Calle de los Cubiertos, o por la Plaza del Hospital, tras nuestras pisadas y el silencio de nuestro recorrido, es como si se oyesen murmullos, susurrando versículos del Corán, Quien haya paseado por algunas callejas de Córdoba, del barrio de la morería, creería que podría estar allí mismo, cuando recorra estos callizos y plazuelas de Gelsa. ¡Una joya que no se debe perder! 
Seguiremos otro día contando como nos fue el recorrido por la zona. 
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